11/08/2007

Dinastía - Capítulo 7

Me encontré sin respuesta al grito, mientras observaba a Tamara, de pronto ella salió corriendo de la sala, recogiendo sus armas que había dejado contra el gran muro para sentarse conmigo y conversar. Cuando regrese al tiempo real, Alberto con voz de mando ordenó en los dos frentes grupos equitativos de arqueros, José grito desde el patio: “Refuercen las puertas, traigan agua que el establo está en llamas”, corrí al establo, saque a Thor de entre las llamas, llame a mis hermanos mientras seguían lloviendo flechas enllamadas, nos juntamos bajo la puerta de la nave principal y les dije: Hermanos nos hemos juntado hoy gracias al amor que nuestra familia ha impartido sobre nosotros, gracias a que nuestros padres nos enseñaron a protegernos entre nosotros, a ayudar al hermano que lo necesite, pido a Dios que los tenga en su gloria y le pido a Dios que de ésta batalla salgamos victoriosos, le pido a Dios que nada les pase, que si alguno de los tres debe morir, he de ser yo el elegido… de pronto Alberto dijo: “Tú no vas a morir en una batalla tan simple, has librado batallas más grandes, con enemigos más poderosos, de ésta batalla saldrás vencedor hermano, nosotros solo hemos venido a apoyarte y a ser testigos de esta tu gran victoria”. Luego José agregó: “Tienes razón de la sabiduría y el amor que nos han transmitido nuestros padres, ellos ya se encuentran en la gloria de Dios y ahora demostrémosles que todo lo que nos han enseñado cuando estuvieron con nosotros si nos sirvió, peleemos juntos esta batalla, y tengamos en el alto el honor de este castillo que nos albergo en la infancia y el cual fue testigo de la enseñanza de nuestra familia, por la familia… ¡Juntos permaneceremos!, grito José al culminar su efusivo discurso.
Sin más que decir le pedí a Alberto que con los Pepis defiendan a muerte este castillo, a José le pedí que entrara a la nave principal y esperase en la sala porque estaba mal herido pero me respondió que iba a luchar a mi lado, que le brindara una espada y una armadura. Entre con él a la nave principal, me dirigí al gran salón de armaduras, José siempre fue el más desarrollado de la familia, tenia la contextura de nuestro padre, así que decidí entregarle la armadura que mi padre había utilizado en su ultima batalla contra los Osos Pardos, mercenarios sanguinarios, yo guardaba esa armadura como el mayor tesoro que me concedió mi padre, pero se la brinde a José, el era el único que por contextura la podía utilizar.

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