10/09/2009

fotosesión

Mi historia con la fotografía me resultaba grata siempre y cuando sea yo quien está detrás del lente, hasta hoy.
Me considero amateur en fotografía por más que haya llevado cursos en la universidad, me gusta sacar buenas fotos de lugares que visito, tengo una cámara turística así que mis fotos no son la gran cosa; me gusta editar las fotos si es que hace falta, brillo, sombras y cosas que se realizan a través de una software. Algunas veces hice fotografía publicitaria o documentales en fotografía.
Hoy hace algunas horas mi madre muy emocionada me convenció de ir a una estudio de fotografía para sacarme una foto, en realidad no sirvo para posar y demás gracias, soy naturalmente risueño pero con la cámara adelante pierdo el don, la cámara para mí es como la criptonita para superman, cada superhéroe tiene su debilidad.
En fin, al entrar al agradable local de “Picture and Picture”, tuve que soportar 30 minutos do a 3 gremlins que gritaban, lloraban, arrastraban bancos y odian a sus mamás porque no les dejaban travesear mas allá de los permitido, me reconforto esta situación al ver salir, cámara en mano, a una amiga que no veía hace años y que al parecer era la fotógrafa del lugar, claro, después me asustó la idea de que ella sea quien me tomará las fotos, porque como lo dije antes no sirvo para posar, ni para ser fotografiado. Pero bueno siguiendo con el temor y el susto me hice la idea de que ella era la indicada de tomarme las fotos, así que suelto de boca fui y converse con ella, todo bien, conversábamos de lo mas joviales y si hubiera existido dos tazas de café en la misma escena, la conversación hubiera sido más que perfecta mientras tanto las gremlins estaban volviendo loca a la otra fotógrafa de turno en el interior del salón (y eso que me gustan los niños, pero estos estaban demasiados locos). En un par de segundos sales las gremlins, por la puerta de ingreso al local entran 3 niños mas, el lugar se había vuelto un loquerio hasta que derrepente escuche: “Pedro, pasa”, siempre me he alegrado por la campanadas de recreo en el colegio o porque sonaba la alarma del terrible y aburrido profe de afianzamientos matemático que atendía a domicilio, pero esta voz con esa frase fue mejor que eso, fue mejor que la maldita alarma de bombardeo aéreo en ocasiones de guerra que tiene un amigo en su celular y que la usamos para asustar a la gente en cines o restaurantes. Esa voz me trajo paz y pánico al mismo tiempo, paz porque me excluía del griterío que se había armado en ese momento en el lugar y el pánico porque tenía que entrar a la “sesión” de fotos, con la guapa amiga fotógrafa que encontré después de años.
Alguna vez leí una entrevista que Alfredo Bryce le hacía a Joaquín Sabina, más que una entrevista era una conversación entre caballeros y amigos. La sesión fue algo así, conversamos y reímos entre sonidos del obturador y flashes, no sentí tensión alguna, puedo decir que ella es toda una profesional y que yo solo exprese lo que siempre he expresado con mi imagen, con mi forma de ser, con mis ideas y demás manifestaciones de personalidad. He vencido a uno de mis miedos este día, tal vez para ella solo fui un cliente-amigo más, para mí fue toda una experiencia.

Creo que le propondré un café, era la lo que faltaba…