Empiezo haciendo una pregunta:
¿Quién no ha espiado a alguien alguna vez?, ¿Quién no se dio la libertad de averiguar cosas sobre un chico o una chica que le gustaba sin que él o ella se entere?
Tenía un amigo, bueno lo tengo, es un gran amigo pero ahora estamos un poco alejados (distancia imaginaria), que siendo un simple mortal y el no haber pasado por servicio militar obligatorio, ni siendo un gran deportista, tenía un particularidad vista solo en películas de acción y espionaje, él tenía su propia espía.
Tenía un amigo, bueno lo tengo, es un gran amigo pero ahora estamos un poco alejados (distancia imaginaria), que siendo un simple mortal y el no haber pasado por servicio militar obligatorio, ni siendo un gran deportista, tenía un particularidad vista solo en películas de acción y espionaje, él tenía su propia espía.
Él vivía en una casa como pocas que quedan en mi ciudad ya que estamos en la era de las súper construcciones y los súper edificios que su casa fue dinamitada al igual que sus recuerdos de infancia y ahora es lugar de residencia de por lo menos unas 16 familias, quedaba en una esquina y en frente se levantaba un imponente edificio de 12 pisos de estreno, pero como bien dice el dicho “no hay sin suerte” por alguna casualidad del destino el primer departamento vendido se encuentra en el 5to piso y la vista da exactamente para el cuarto de él, de ahora en adelante tendría que fijarse aunque sin importancia a la hora de cambiarse en que nadie lo mirase desde la ventana de ese piso, porque hasta el momento no sabia quienes eran sus nuevos vecinos.
El tiempo transcurrió y olvido la situación, el inmenso edificio seguía habitándose y perdió importancia para él, hasta que una mañana de resaca se levantó de la cama al medio día y vió de reojo en la ventana del 5to piso una púber, no tendría más de 15 años en ese entonces, 5 menos que él, ella tenia en las manos un largavista, no el largavista típico de todo niño, ella tenia un largavista sofisticado propio de un militar y es ahí donde él sostiene el teléfono, marca mi número y dice: “una espía me esta mirando”, muerto de risa y con la misma resaca de le cuelgo el teléfono.
Al medio día con un ojo abierto y el otro cerrado le devuelvo la llamada, con la tipica pregunta: ¿hasta que hora te quedaste en la juerga que ves espías?, el asustado me respondió: “sigue ahí, de cuando en vez se asoma para ver si sigo en el cuarto”, volvía a reír y le más tarde voy para tu casa, fue a las 4.30pm que estuve por su casa y antes de llegar al timbre le di una vistazo al edificio y me pareció ver a alguien en la misma ventana que el decía, toque el timbre subí a su cuarto a jugar play station, y me dice: “dentro de 8 minutos exactamente se vuelve a asomar”, en ese momento pensé que la locura había invadido a mi amigo, pero me concentre en el juego de carros que habíamos empezado a jugar, faltando 30 segundo para que los 8 minutos se cumplan, pausa el juego y me dice: “escóndete y mira”, le hice caso, la verdad la curiosidad y el morbo había invadido mi cuerpo, de pronto se ve una figura, soy corto de vista no puede decir que era una púber como el decía, me pasó un largavista, de esos de niño, ahora que me pongo a pensar que hace un tipo de 20 años con un largavista de niño, pero bueno en ese momento lo utilice y funciono, vi a la púber mirar por la ventana con su largavista militar, él no estaba loco, tenia toda la razón, estuvo menos de un minuto asomada y se volvió a retirar, él me dijo: ¿esperamos otros 8 minutos?, le respondí que si, y así nos mantuvimos el resto del día, lo curioso es que ella en la noche no prendió la luz de la habitación lo malo es que la luna llena traiciona su actitud.
Este extraño coqueteo se realizó por varios días, el termino durmiendo con su madre varias semanas y cuando pensó que todo había acabado regresó a su cuarto, hasta que un día por la tarde sonó su celular, contesta y le dicen: “Hola, soy la espía”. Él terriblemente asustado se levantó de la cama, miró por la ventana y ella lo miraba desde la suya, con miedo le pregunto como había obtenido su número y ella contestó tan inocente como ninguna: “me lo dio un pajarito”. Desde ese momento salieron por unos días y ahora después de 6 años es él quien la espía, mientras ella se levanta de la cama hacia la ducha de cualquier cuarto de hotel de 4 estrellas a donde están acostumbrados a pasar noches de película.